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Lecciones del evento de inauguración de Trump

  • Cristina Martínez
  • Jan 22, 2017
  • 3 min read

Updated: Jan 11, 2023



En esta ocasión voy a tomar de ejemplo la Inauguración del 45vo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para destacar los sucesos durante un evento que pueden ayudar a destacarlo o catapultarlo negativamente.

Para comenzar, repasemos el impacto de la vestimenta de Kellyanne Conway. La Consejera decidió enviar un mensaje de patriotismo luciendo un abrigo de los colores de la bandera americana, combinado con un llamativo sombrero rojo. La comunicación no verbal de Kellyanne logró que se posicionara en los medios como tema principal del evento. Asimismo le dio un protagonismo, que quizás no era el adecuado porque el evento de inauguración es uno en donde la nueva primera familia debe sobresalir. Sin embargo, son asuntos que como productor del evento el control es limitado, pero sí se hubiera podido utilizar a favor. Ese protagonismo que Kellyanne logró en los medios se pudo maximizar para desviar el asunto de los espacios vacíos en el evento. Las amenazas siempre se tratan de convertir en oportunidades, en cualquier escenario.

A lo que me lleva a destacar el pobre manejo de público para ocupar los espacios. El evento lució vacío porque no guiaron a las personas a los espacios por escala. Entiéndase que si las expectativas de público son inciertas es recomendable que se abran espacios por secciones. Por ejemplo, cuando uno va a un restaurante, primero ocupan unas mesas y luego otras, en la medida que se va llenando el lugar. Así mismo se recomienda funcionar en los eventos, teniendo en cuenta otros factores de logística y seguridad.

De igual manera, fallaron en “rellenar” espacios en la ruta de la Parada Presidencial. Sin embargo, fueron muy meticulosos en controlar las distancias que el nuevo Presidente recorriera. Esto pudo haber sido por varias razones: seguridad, exposición en espacio de mayor concurrencia o apatía en familiarizarse con los ciudadanos. Todas se pudieron haber apaciguado mediante diferentes tácticas. Su pudieron poner andamios a gran escala entre las gradas de la ruta; incluso utilizar las redes sociales para mantener al público al tanto de lo que estaba sucediendo mientras Trump estaba en el interior de la transportación.

Sin embargo, el portavoz de prensa, Sean Spicer decide comunicar que la contabilidad de los asistentes publicada a través de los medios esta equivocada a base de estadísticas de uso del tren. Él explica que hubo mayor cantidad de usuarios que durante la inauguración de Obama. Primero, los eventos en espacios abiertos se miden por pies cuadrados disponibles para ocupar y los asuntos negativos como estos se opacan estableciendo en agenda pública un tema distinto.

En efecto, los protestantes pudieron haber utilizado el tren para movilizarse pero no participaron de los eventos protocolares. De manera estratégica los esfuerzos de protesta se enfocaron al día siguiente, en la Marcha de los derechos de la mujer y sus derechos civiles durante la presidencia de Donald Trump. Cuyos asistentes suman más que los de su inauguración por espacio cuadrado.

El recién inaugurado Presidente, también dejó escapar una oportunidad para montarse en la agenda pública con temas de mayor simpatía para los medios, como el recibimiento de la familia Obama cuando Trump junto a su esposa llegaron al evento de inauguración. Si bien reconoció su presencia en los actos protocolares, más no sus cualidades. También, pudo haber expresado un mensaje reconociendo los puntos de vista de los opositores y de mirada al futuro. Mas su discurso abrió “…vamos a confrontar retos y privación, pero vamos a hacer el trabajo”; que con un escenario colmado de protestas pudiera interpretarse un tanto desafiante.

En contraste con estas lecciones, la candidata presidencial Hillary Clinton y la hija de Trump, Ivanka se destacaron por lucir atuendos en tonos de blanco, comunicando perfección. El temple con el que se caracteriza Hillary Clinton lo demostró una vez más asistiendo al evento con elegancia. Mientras que Ivanka continúa proyectando modernismo, haciendo presente a su familia en el evento, mientras cotidianamente dirige otros negocios y se espera que funja roles tradicionalmente adjudicados a las primeras damas.

Los eventos son momentos únicos que nos sirven de lecciones. Los productores y comunicadores tenemos tiempo de planificar y prever situaciones, pero una vez comience hay que dejarlo fluir. El evento de inauguración presidencial nos sirve de ejemplo para ir desarrollando la destreza de observar e identificar asuntos que pudieran funcionar a nuestro favor.


 
 
 

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